OBJETIVOS DEL APRENDIZAJE PARA EL SIGLO XXI

La profesión del docente a menudo está envuelta en una serie interminable de actividades, recursos, métodos, teorías, dinámicas, evaluaciones y un amplio etcétera. Pero si nos propusiéramos sintetizar en un solo propósito los esfuerzos que cotidianamente realizamos en el salón de clase, podríamos decir que la docencia tiene como objetivo que los alumnos aprendan. ¿aprender qué…? Bien, eso cada quién lo puede definir.

El aprendizaje no es sólo asegurarnos de que los alumnos puedan responder correctamente un examen, o que tengan su cuaderno de notas repleto de información para solucionar dudas que puedan tener en un futuro. No, el aprendizaje, en un sentido humano, va mucho más allá.

De acuerdo, nuestra sociedad exige que se tengan datos certeros sobre los temas que deberían ser de uso común, como la historia, las matemáticas y el lenguaje. Tampoco diremos que esta información es completamente estéril, nada más equivocado que decir esto. Sin embargo, erróneamente, damos por hecho que la educación debe enfocarse en su totalidad sobre estas cuestiones.

No obstante, en nuestra actualidad y con todos los recursos que existen, es necesario que ampliemos nuestro panorama sobre lo que significa el aprendizaje y la manera en que enfocamos nuestras clases para que nuestros alumnos alcancen esta meta, pues no es lo mismo enseñar para aprender, que enseñar a aprender. Esta idea puede parecer ambigua en un inicio, pero es más importante de lo que se entiende en un inicio, y ahora te contamos por qué.

Para la psicología, el concepto de aprendizaje se define como un proceso que el ser humano realiza para adquirir o modificar sus ideas, acciones, habilidades, destrezas y conocimientos. Este proceso puede estar sujeto a muchos factores, como puede ser la experiencia, el razonamiento, el estudio, la instrucción o la observación. Este aprendizaje, en esencia, es una herramienta que podemos utilizar en un futuro para guiarnos a lo largo de nuestra vida, sea para sobrevivir, mejorar o adaptarnos.

Incluso hoy en día, es complicado hablar de aprendizaje pues no se tiene una idea certera de cómo se lleva acabo este proceso, y al respecto existen muchas propuestas y teorías. Algunas apuntan a que el aprendizaje puede ser un proceso involuntario, guiado por factores externos, otros en cambio, apuntan a que la motivación que una persona es indispensable para que se logre este proceso. En realidad, hablar del aprendizaje es entrar en la complejidad indescifrable que supone analizar nuestros procesos cerebrales.

Para nosotros, el tema ha resultado por demás fascinante pues esto significa que el aprendizaje puede ser considerado un medio por el cual el ser humano se adapta a las circunstancias a través de la adquisición de recursos externos, que a su vez asume, interpreta y apropia, para utilizarlos de una forma práctica y subjetiva para relacionarse con el mundo que le rodea.

Los modelos educativos que existen hoy en día, siguen una clara tendencia que busca enseñar a los alumnos los recursos para que ellos gestionen su propio aprendizaje; los días en que el maestro era el poseedor del conocimiento, quedaron atrás.

Teóricamente la propuesta suena maravillosamente bien, pues centraliza una de las necesidades básicas que tendrán los futuros profesionales; considerando la infinita cantidad de herramientas, recursos e información de la que se dispone en internet.

Sin embargo, quienes somos docentes ahora, estamos más familiarizados con el sistema de educación pasado, porque fue lo que nos tocó vivir. E incluso en ocasiones, nos hemos visto en apuros al dar una clase y notar cómo los alumnos nos superan en el uso de las tecnologías.

El gran reto para nosotros es educar a nuestros alumnos para un mundo que hoy desconocemos, pues el mundo digital avanza a pasos agigantados y sólo las futuras generaciones sabrán cuales son los verdaderos alcances de las tecnologías en gestación.

Educar para aprender, significa en gran medida guiar a nuestros alumnos a ser autodidactas, pues cómo decía Isaac Asimov, gran escritor del siglo pasado: “La educación autodidacta es, creo firmemente, el único tipo de educación que existe”.

La gran pregunta es, ¿cómo es que aprendemos? Y esta gran interrogante es la que nuestros alumnos deben responder, y nuestras miras deben apuntar hacia esto.

La educación moderna no debe centrarse en ubicar geográficamente cada país, capitales y y fronteras, recordar una lista de personajes históricos, conocer la definición de civismo o aprender de memoria la tabla periódica.

Como maestros de los nativos digitales, debemos tener la capacidad de ayudarles a encontrar la motivación suficiente para involucrarse en su desarrollo académico, para seguir su vocación y buscar las herramientas necesarias para sobresalir en la profesión que ellos elijan. Regresar al abanico de posibilidades que despliega la autodisciplina, y la satisfacción personal que significa consumar cada una de nuestras metas.

Educar para que nuestros niños y adolescentes, tengan las herramientas para adquirir sus propios conocimientos en un mundo que, con algo de suerte, nos tocará ver a quienes crecimos durante el siglo pasado.