LAS CLAVES DE LA NEUROCIENCIA EN LA EDUCACIÓN

Hace años existía el mito de que un ser humano promedio solamente utilizaba el 10% del total de su capacidad cerebral. Quienes éramos niños, nos imaginábamos cuáles eran las posibilidades que existirían si alguien pudiera utilizar el 100% de cerebro; y al respecto, incluso se han hecho películas en nuestros días.

Lo cierto es que gracias a la neurociencia, hoy sabemos que nuestro cerebro se comporta de diferentes maneras según distintas circunstancias, y que ciertas áreas del cerebro se mantienen funcionando permanentemente, de forma que, un ser humano promedio, de hecho, utiliza el total de su capacidad cerebral.

Sin embargo existen muchas otras cosas que la neurociencia ha descubierto durante los últimos años, y en esta ocasión queremos hablarte sobre la neurociencia y el papel que está jugando actualmente en la educación.

Neurociencia en la práctica

La neuroeducación parte de la base de que no todos aprendemos de la misma manera y que nuestras respuestas emocionales no surgen de los mismos procesos mentales en todos, sino que, teniendo en cuenta la plasticidad del cerebro, se puede adaptar el sistema de enseñanza a las necesidades de cada persona para evaluar y mejorar la preparación del que enseña y facilitar el proceso de quien aprende.

Los principios y objetivos de la neurociencia educativa son los siguientes:

  • El cerebro puede verse influído por la genética, el entorno y la experiencia, y así se puede moldear el mismo cerebro para transformar al individuo.
  • Las emociones juegan un papel importante en el aprendizaje de cada persona, estas pueden facilitar o dificultar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • La interacción social es relevante para el aprendizaje; los vínculos y el apego son básicos para cada sujeto.

De esta manera, la neurociencia educativa pone énfasis en procesos cognitivos como la emoción, la atención, la curiosidad, la memoria, la conciencia o el sueño, y parte de la base de que se trata de procesos que implican múltiples circuítos de distintas áreas del cerebro, y así mismo, pueden ser estimulados si se crea un ambiente adecuado.

Este conjunto de procesos que implican almacenamiento, repetición, elaboración o selección de información pueden ser estimulados gracias a la naturaleza del cerebro y a un rol activo de cada persona.

Gracias a la neurociencia podemos saber que existen ambientes más favorables que otros para propiciar el aprendizaje, y por esto podemos adaptar nuestros salones y nuestro acercamiento con los alumnos dentro del salón de clases:

  • Factores con la luz, el ruido externo, la temperatura e incluso la arquitectura del colegio pueden influir en el aprendizaje de los alumnos.
  • A través de la planificación, se pueden adaptar distintas herramientas y procesos de enseñanza para fomentar el pensamiento crítico y creativo, así como promover la empatía.
  • Se reconoce que el sueño influye en el aprendizaje y, si este falta, genera efectos sobre la facilidad con que se puede procesar la información.
  • La motivación impacta positivamente en la enseñanza.
  • La repetición puede utilizarse para consolidar aprendizajes, pero no de una manera conductista, sino con perspectivas complementarias y distintas.

Por estas y muchas razones, la neurociencia ha jugado un papel protagónico en la educación durante los últimos años, pues los profesores que se han acercado a los resultados que se han ido encontrando, encuentran inmediatamente una manera en que se puede utilizar toda esa información al momento de estar en el salón de clases.

Aspectos como la memoria, la atención o la emoción, pueden ser abordados desde distintas ópticas para mejorar el proceso de aprendizaje en los alumnos.

Esto, a su vez, permite implementar nuevas estrategias curriculares para abordar conocimientos específicos y complejos, promover la interacción social, impulsar los valores y mejorar el desempeño académico.

Sobre todo, los maestros que se atreven a investigar los grandes beneficios y atajos que la neurociencia nos muestra sobre cómo se lleva a cabo el aprendizaje, crean un manejo mucho más flexible de las metodologías que pueden utilizar en clase a fin de hacer de los procesos cognitivos algo mucho más digeribles.

Día con día, la neurociencia sigue arrojando resultados interesantes sobre cómo funciona nuestro cerebro frente a muchas y muy variadas circunstancias. Como docentes es importante conocer cuáles son estos adelantos que, en definitiva, no representa una competencia con las estrategias planteadas desde la pedagogía, sino un apoyo para mejorar la calidad de nuestras enseñanzas en pleno siglo XXI.